Hoy es el primer día de la nueva era de la Selección española. Nuestro fútbol podrá, después de casi medio siglo, mirar a la cara y sin complejos a las que hasta ahora han sido las potencias en este deporte. Pero además, la etapa viene acompañada de un cambio en el banquillo: la salida de Luis por la entrada de Del Bosque. Hace bien Aragonés en no plegarse y salir por la puerta grande, bastante ha aguantado el hombre aunque muchos ahora intenten hacer olvidar las críticas desgañitándose en alabanzas.
Además, no hay duda. Zapatones es el máximo responsable del éxito de este grupo. En gran parte porque ha sido él el que ha apostado por un estilo concreto no sólo en el campo sino también en el vestuario y la concentración. Ahora nos explicamos por qué hace tiempo que prescindió de ciertos jugadores de renombre. No era una cuestión de forma sino de carácter, frescura, saber estar. Me imagino fácilmente a Cesc, Torres, Villa o Casillas compartiendo Mp3, mando de Play Station o timba de cartas junto a Reina, Cazorla, Albiol o De la Red; haciendo chanzas en el hotel; o cantando en el autobús rumbo al vestuario. Algo parecido a lo que viene sucediendo desde hace años en la nacional de baloncesto. Ha sido la apuesta por un nuevo espíritu, y para eso hacía falta desprenderse de figuras como la de Raúl. La decisión provocó polémica (en este mismo blog hay un post defendiendo su convocatoria) pero el Sabio ha vuelto a tener la razón.
Ahora yo me pregunto: ¿Apostará Del Bosque, su sucesor en el banquillo, por dar continuidad al grupo? Esperemos que sí. Los Raúl, Guti, Albelda o Joaquín ya han cumplido su ciclo como internacionales. Y no sólo es que el Mundial de Sudáfrica les quede lejos sino que, además, sus sustitutos han demostrado que son mejores.
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Además, no hay duda. Zapatones es el máximo responsable del éxito de este grupo. En gran parte porque ha sido él el que ha apostado por un estilo concreto no sólo en el campo sino también en el vestuario y la concentración. Ahora nos explicamos por qué hace tiempo que prescindió de ciertos jugadores de renombre. No era una cuestión de forma sino de carácter, frescura, saber estar. Me imagino fácilmente a Cesc, Torres, Villa o Casillas compartiendo Mp3, mando de Play Station o timba de cartas junto a Reina, Cazorla, Albiol o De la Red; haciendo chanzas en el hotel; o cantando en el autobús rumbo al vestuario. Algo parecido a lo que viene sucediendo desde hace años en la nacional de baloncesto. Ha sido la apuesta por un nuevo espíritu, y para eso hacía falta desprenderse de figuras como la de Raúl. La decisión provocó polémica (en este mismo blog hay un post defendiendo su convocatoria) pero el Sabio ha vuelto a tener la razón.
Ahora yo me pregunto: ¿Apostará Del Bosque, su sucesor en el banquillo, por dar continuidad al grupo? Esperemos que sí. Los Raúl, Guti, Albelda o Joaquín ya han cumplido su ciclo como internacionales. Y no sólo es que el Mundial de Sudáfrica les quede lejos sino que, además, sus sustitutos han demostrado que son mejores.