Los supersticiosos ya se muerden las uñas. Que los jugadores de la Selección vayan a saltar al césped de Viena el próximo jueves vestidos de amarillo no da buenas vibraciones a los celosos de lo esotérico. Y no entiendo por qué. 24 años hemos estado jugando de rojo, blanco o azul y no nos hemos comido una rosca. ¿Por qué tendría que darnos miedo enfrentarnos a Rusia endosando una elástica gualda? A mí me gusta. Da sensación de poderío, de fortaleza. Además, los estudiosos dicen que los colores llamativos llenan más espacio a ojos del contrincante, por eso tradicionalmente han sido de esos tonos las zamarras de muchos grandes porteror. Estamos en esta Eurocopa para romper mitos, y el del amarillo ligado a la mala suerte debe ser otro. Eso es para los toreros y los actores, pero esta semifinal no será una obra de teatro sino una batalla. Y para eso fue elegida la enseña rojigualda por Carlos III (usando los tonos distintivos de la bandera catalano-aragonesa): para que los buques de la Armada fueran más fácil de distinguir en la mar tras el incidente con Inglaterra, que atacó a uno de nuestros navíos confundiéndo los trapos de sus mástiles con los pertenecientes a Francia. Esperemos que este uniforme sea el que coloque a nuestros futbolistas a un paso de la gloria. martes, 24 de junio de 2008
¿De amarillo? No es teatro sino una batalla
Los supersticiosos ya se muerden las uñas. Que los jugadores de la Selección vayan a saltar al césped de Viena el próximo jueves vestidos de amarillo no da buenas vibraciones a los celosos de lo esotérico. Y no entiendo por qué. 24 años hemos estado jugando de rojo, blanco o azul y no nos hemos comido una rosca. ¿Por qué tendría que darnos miedo enfrentarnos a Rusia endosando una elástica gualda? A mí me gusta. Da sensación de poderío, de fortaleza. Además, los estudiosos dicen que los colores llamativos llenan más espacio a ojos del contrincante, por eso tradicionalmente han sido de esos tonos las zamarras de muchos grandes porteror. Estamos en esta Eurocopa para romper mitos, y el del amarillo ligado a la mala suerte debe ser otro. Eso es para los toreros y los actores, pero esta semifinal no será una obra de teatro sino una batalla. Y para eso fue elegida la enseña rojigualda por Carlos III (usando los tonos distintivos de la bandera catalano-aragonesa): para que los buques de la Armada fueran más fácil de distinguir en la mar tras el incidente con Inglaterra, que atacó a uno de nuestros navíos confundiéndo los trapos de sus mástiles con los pertenecientes a Francia. Esperemos que este uniforme sea el que coloque a nuestros futbolistas a un paso de la gloria.
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Euro'08,
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