El inesperado descenso del Zaragoza se ha cobrado su primera víctima. Voluntaria. Consciente de que su gestión no ha dado los frutos esperados, Miguel Pardeza ha decidido saltar del barco. Es de halagar que haya dado un paso al frente en el reconocimiento de su culpabilidad en el fracaso de un equipo confeccionado esta temporada para entrar en el grupo de los grandes, pero la realidad es bien distinta: es el primero de una más que segura gran lista de desertores que se irán de la entidad maña. El fútbol es así de injusto. Son los jugadores y miembros del cuerpo técnico los responsables directos de que un equipo dé con sus huesos en una categoría inferior, pero despúes es la afición la única que lo sufre. Ellos son lo suficientemente egocentristas, avariciosos y desvergonzados como para irse a otro lado cuando han decepcionado a toda una ciudad. Se debería, por contrato, obligar a quien manda a Segunda a un equipo confeccionado para entrar en Champions permanecer en el mismo hasta recuperar la categoría perdida.
martes, 20 de mayo de 2008
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