Festejaba ayer el Real Madrid con jolgorio y satisfacción su última Liga, la 31ª. Pero la estampa contrasta con lo que hace justo hoy 10 años celebraban los blancos: su séptima Copa de Europa. Un título que supuso la redención del club despúes de más de 30 años de amarguras en 'su' competición y el relanzamiento de una entidad que hacía aguas económicamente, pero también la apertura de una nueva era en el fútbol español. Tras la final de Amsterdam vinieron dos más, la de de París y la de Glasgow, precisamente la primera disputada ante un Valencia que se volvería poco después a quedar en el último peldaño, aunque privado del título en los penaltis por el Bayern. Todo esto aderezado con formidables actuaciones como la del Depor ante el Milan, o el último coletazo del Madrid de Del Bosque en Old Trafford con un Ronaldo aún en apogeo. Y, por supuesto, el Barça de Eto'o y Ronaldinho con la segunda 'orejona' de su historia. Por medio, machadas en la UEFA como la del Alavés, o el encumbramiento del Sevilla a los altares continentales. Pero, ¿y ahora qué? Oteando el panorama dentro de nuestras fronteras no sólo llama la atención la ausencia de nuestros equipos sino que, además, se antoja como difícil empresa que lo consigan. Inglaterra ha cogido el testigo de lo que fue España desde el 98 en lo que se refiere a clubes, y parece difícil que lo vaya a ceder próximamente. Mañana, cuando veamos el Manchester-Chelsea, recordaremos lo que fuimos y anhelaremos volver a copar con nuestros equipos las últimas rondas. Ese debe ser el verdadero objetivo de un grande, y no festejar con gran bombo ligas insulsas.
martes, 20 de mayo de 2008
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